Después de 12 años recorriendo las estaciones abandonadas de la provincia de Buenos Aires en familia, y transformando las fotos de las vías de cada estación en afiches de película, llegó ese día tan esperado e impensado a la vez, el día de la exposición de Estación Memoria. Nunca pensamos este proyecto, que nos encontró viajando kilómetros y kilómetros, como una muestra fotográfica, sino como un proyecto familiar. Gracias a la Biblioteca Popular Cornelio Saavedra, que, a través del equipo directivo, coordinadores y ayudantes, pudimos en poco tiempo poner manos a la obra y armar lo que fue una tarde/noche soñada. 


Y así fue como, con mucho entusiasmo, nervios y ansiedad, esperamos el gran día, donde todo fue muchísimo mas de lo que imaginábamos y de lo que esperábamos de esta exposición fotográfica.

Con el salón de exposiciones lleno, donde 150 personas se dieron cita para esta inauguración, se dio el comienzo formal con las palabras de Jorge Marchini, presidente de la Comisión Directiva de la Biblioteca. Seguidamente, la palabra la tomó una de las protagonistas, Maura relató con mucho amor, emoción y pasión, como inició esta aventura y cual es el sentido de toda esta historia vivida y compartida con todos. 


Y por último, me tocó hablar también sobre este hermoso proyecto y completar en las palabras que nos salían, lo valioso e importante que es exponer al mundo y en salones de exposiciones, este trabajo visual. El mismo tiene muchas aristas para reflexionar y, sobre todo, dar el mensaje que tenemos que pelear contra nuestros miedos y animarnos, a jugar y a contar historias que nos enriquezcan, y lo importante de visualizar el pasado, presente y futuro. Dejemos al mundo y principalmente a los chicos que son el futuro, el mensaje que nunca debemos dejar de desear y soñar, recordar y habitar los espacios de una manera esperanzadora y que las metas se pueden cumplir; así como nosotros pudimos concretar esta exposición hoy junto a ellos, nuestros grandes aventureros.


La magia no podía ser tan maravillosa sin la presencia, el acompañamiento, las lágrimas, las risas, las fotos y los interminables abrazos de todos los que llenaron el salón para compartirnos también sus historias, para contarnos sobre su impresión de cada afiche, de cada estación, de cada pueblo.


Fue, sin dudas, una de esas tardes que quedarán para siempre en nuestra memoria y en la de nuestros hijos. Porque más allá de las fotos, de las estaciones, de las palabras, lo que vivimos juntos fue la confirmación de que los sueños compartidos se agrandan, que cuando el arte se mezcla con el amor familiar, el resultado es siempre inmenso. Nos llevamos abrazos, sonrisas, anécdotas y la certeza de que cada kilómetro recorrido valió la pena. Y mientras en las fotos las vías parecen perderse en el horizonte, nosotros sabemos que este camino recién empieza.


Y todo esto no hubiese sido posible sin el apoyo, trabajo y coordinación de Jorge Chapuis, Adriana, Ani, Alejandro y Liliana. A todos ellos, gracias!.


Empresas que nos acompañaron y cuidaron cada detalle durante este proceso: